En el título de propiedad registrado en la notaría 7 de Medellín el 9 de octubre de 1957, por el párroco de belén Pbro. Ignacio Duque Salazar, consta que: En el año de 1857 un señor de apellido ROJAS vio en una piedra el resplandor de la imagen de la virgen, y desde esa fecha empezó la veneración en la capilla. Esta piedra fue recogida de una quebrada llamada la Jabonosa, Puerto Nare, por una lavandera, utilizándola para ropa y machacar frutas.
La señora era sumamente pobre y viéndose atribulada por una deuda la entregó como pago al señor Domingo Gutiérrez. Dicho señor le manifestó que no se la aceptaba porque pensaba perdonarle lo que le debía, pero la señora insistió.
Don domingo trajo la piedra a su hacienda de Belén Rincón y después de algunos días la cogió para ver si le servía para amolar y alcanzó a ver una bella sombra. Tomaron la piedra y la mostraron al Señor Párroco de Belén y desde entonces se levantó una pequeña gruta en lo que hoy es barrio Capilla del Rosario.
Desde el año 1857 es centro de peregrinación. Se conserva el recordatorio del centenario de la virgen del año 1957. La han visitado los Arzobispos de Medellín Tulio Botero Salazar y Héctor Rueda Hernández Jaramillo, entre otros Obispos y personajes.
Parroquia nuestra señora del rosario de la piedra
El Santuario de Nuestra Señora del Rosario de la Piedra, cuenta desde ahora con la casa cural en las inmediaciones del mismo templo asegurando mayor presencia de su párroco, a su vez caminos para ir consolidando el santuario de la aparición mariana, se disponen a celebrar la semana santa y en ella a darle realce a la aparición mariana en uno de sus días clásicos como es el de los 7 dolores de la Virgen, pasense por aca y visiten uno de los santuarios auténticos de Medellín y de la Arquidiócesis en Belén – Rincón parte alta. Hay un sector para almorzar distante, pero hay lugar para comer.
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Oración a Nuestra Señora del Rosario de la Piedra
“Bajo tu protección ¡Oh Virgen María Nuestra Señora del Rosario de la Piedra, oh augusta soberana, sin igual mujer! nos acercamos a implorar tu misericordia y a poner desde este instante y para siempre, nuestra alma y nuestro cuerpo bajo tu defensa y protección especial. Te confiamos y ponemos en tus manos todas nuestras esperanzas y consuelos, todos nuestros sufrimientos y miserias, nuestra vida entera y nuestra muerte, para que, por tu benévola mediación y por tus méritos, todas nuestras acciones tiendan a cumplir la voluntad de tu Hijo”
Amén.