El icono de Nuestra Señora de Kazán es objeto de veneración en la Iglesia ortodoxa rusa, donde representa a la Santísima Virgen María como patrona y protectora de la ciudad de Kazán.
Existen varias copias e iglesias ortodoxas dedicadas a la Virgen de Kazán tanto en Rusia como en el resto del mundo. En Rusia existen dos grandes catedrales dedicadas a su nombre: la Catedral de Kazán de San Petersburgo y la Catedral de Kazán de Moscú. Sus fiestas son 21 de julio y el 4 de noviembre (este también el Día de la Unidad Nacional).
El icono de Nuestra Señora de Kazan, es la advocación mariana más venerada por los ortodoxos rusos, tiene sus orígenes en el siglo XVI. El icono actual, según estudios recientes, es del siglo XVIII.1 Está relacionado con muchas maravillas de la nación rusa.
Origen de la Imagen de Nuestra Señora de Kazán
Después de pasar varios años perdida, la imagen acabó en Estados Unidos y se subastó, siendo adquirida por un ciudadano inglés. Tras su fallecimiento, la imagen volvió a ser subastada y comprada en 1970 por el Ejército Azul, una organización católica mariana dedicada a difundir los mensajes y la espiritualidad de la Virgen de Fátima. “En Fátima la Virgen pidió que rezáramos por la conversión de Rusia y prometió que al final su Corazón Inmaculado triunfará“. El Ejército Azul hizo posible la veneración pública del icono ruso entre los católicos y organizó una gran campaña de oración por todo el mundo siguiendo las peticiones de Fátima.
El icono de la Madre de Dios de Kazán llegó con el Ejército Azul a Fátima y le pusieron una capilla justo detrás del santuario de la Virgen de Fátima con la intención de ser devuelto a Rusia cuando se convirtiera Rusia. En 1993, entregaron el icono a Juan Pablo II, conservándose por más de 10 años en los apartamentos papales. El Papa tenía el ardiente deseo de ir a Rusia y entregárselo personalmente al patriarca ortodoxo ruso de Moscú.
No pudiendo lograrse su sueño de ir a Rusia, el Papa decidió enviar el icono a “nuestro hermano el patriarca Alejo II y a través de él a la santa Iglesia ortodoxa rusa y a todo el pueblo ruso”. El 25 de agosto de 2004, después de un solemne acto de despedida y veneración al que asistieron 7000 peregrinos, Juan Pablo II entregó a una delegación vaticana el icono de la Madre de Dios de Kazán para que lo llevara el 28 de agosto al patriarca ruso.
Catedral de Nuestra Señora de Kazán
Es la principal catedral de la ciudad de San Petersburgo (Rusia) y está consagrada a la Virgen de Kazán, la que es probablemente el icono más venerado de Rusia.
El templo, diseñado por el arquitecto Andréi Voronijin, se erigió entre 1801 y 1811, destacando especialmente por su impresionante columnata compuesta por 96 columnas. Este edificio se alza en el sitio donde previamente se encontraba una antigua iglesia de piedra, que originalmente albergaba el venerado icono de Nuestra Señora de Kazán y de ahí proviene su nombre.
En 1800 el Emperador Pablo I ordenó construir la catedral según el modelo de la Basílica de San Pedro en Roma. La catedral se edificó en un período de 10 años, siguiendo un diseño de planta de cruz latina, a diferencia de la mayoría de los templos ortodoxos que suelen tener una planta de cruz griega, tal como la Catedral de Cristo Salvador en Moscú.
Una de las curiosidades de esta catedral es que el altar se encuentra en el ala este del templo, mientras que la salida principal y la fachada se sitúan al oeste. Por lo tanto, la famosa fachada de columnatas que dan a la Avenida Nevski, no es la fachada principal de la catedral, sino que es en realidad una de las fachadas laterales. Las alas de la columnata forman la plaza enfrente de la catedral.
San Petersburgo es una ciudad rusa situada sobre la desembocadura del río Neva en el golfo de Finlandia. Con 5 383 890 habitantes (2019) es la segunda ciudad más poblada del país, solo superada por la capital, Moscú. Se la conoce también como la “Venecia del Norte”, por sus numerosos canales.
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Oración a Nuestra Señora de Kazán
“Bendita seas y honrada, Madre, en tu Icono de Kazan, en el que desde hace siglos estás rodeada por la veneración y el amor de los fieles ortodoxos, convirtiéndote en protectora y testigo de las obras particulares de Dios en la historia del pueblo ruso, muy querido por todos nosotros.
Bendita entre todas las mujeres, al venerar tu icono en esta ciudad, marcada por la sangre de los apóstoles Pedro y Pablo, el obispo de Roma se une espiritualmente a su hermano en el ministerio episcopal, que preside como patriarca la Iglesia ortodoxa rusa. Y te pide, Madre Santa, que intercedas para que apresure el momento de la plena unidad entre Oriente y Occidente, de la plena comunión entre todos los cristianos.
¡Virgen gloriosa y bendita, señora, abogada y consoladora nuestra, reconcílianos con tu Hijo, encomiéndanos a tu Hijo, preséntanos a tu Hijo!”
Amén.